Nos enfrentamos a una crisis habitacional sistémica que ha convertido el acceso a una vivienda digna en una carrera de obstáculos casi insalvable, una barrera estructural que golpea con especial crudeza a la juventud que busca emanciparse y a los colectivos en situación de vulnerabilidad o riesgo de exclusión social. Entendemos que no estamos ante un problema coyuntural de oferta y demanda, sino ante las consecuencias de un modelo que prioriza el valor de cambio sobre el valor de uso. Nuestro objetivo fundamental ha sido romper con la dinámica de la especulación inmobiliaria tradicional, que trata la vivienda como una mercancía financiera o un activo de inversión, para instaurar una nueva cultura habitacional. Queremos impulsar, desde la base, modelos innovadores basados en la propiedad compartida y la gestión democrática, conocidos técnicamente como cooperativas de vivienda en cesión de uso.
En este modelo disruptivo, que se sitúa como una tercera vía entre el alquiler y la compra, la propiedad del inmueble permanece siempre en manos de la cooperativa, es decir, del colectivo. Nunca se divide horizontalmente para ser vendida por partes. Las personas socias no compran un piso, sino que adquieren el derecho a habitarla indefinidamente a cambio de una entrada inicial retornable y una cuota mensual de uso (generalmente por debajo del precio de mercado). Al eliminar la posibilidad de vender la vivienda individualmente en el mercado libre, eliminamos de raíz el lucro en la compraventa y blindamos el edificio contra la especulación futura, asegurando que esas viviendas sigan siendo asequibles para las siguientes generaciones.
Más allá de la asequibilidad, nuestro reto es fomentar comunidades más estables, resilientes y participativas. No construimos solo edificios; tejemos redes de apoyo mutuo. Promovemos una gestión democrática donde los residentes no son meros clientes, sino ciudadanos activos que toman decisiones sobre su entorno de vida, integrando espacios compartidos que facilitan los cuidados y la conciliación. Además, vinculamos este modelo a la sostenibilidad ambiental, apostando por la rehabilitación energética y la construcción con materiales ecológicos (como la madera), alineándonos con las administraciones locales para que el suelo público sirva, por fin, para garantizar el derecho a la ciudad y no para el negocio inmobiliario.
Para que el derecho a la vivienda sea una realidad tangible y no solo una aspiración, hemos entendido que la iniciativa social no puede actuar de forma aislada. Por ello, hemos implicado directamente a la Administración Local, posicionando a los Ayuntamientos no como meros espectadores, sino como actores clave y dinamizadores necesarios de este cambio. Nuestra estrategia se ha basado en construir una sólida colaboración público-cooperativa, convencidos de que la cesión de suelo público y el apoyo institucional son la palanca fundamental para desbloquear proyectos de vivienda asequible que el mercado tradicional no ofrece.
Nuestro reto ha sido trabajar codo con codo con los responsables municipales en un despliegue territorial ambicioso que abarca la Comunidad Valenciana (con municipios como Ibi, Petrer, Cocentaina, Pedreguer o Sagunt), Murcia (Águilas y Mula), Aragón (Calanda) y Castilla-La Mancha (Almansa). En estos territorios, no nos hemos limitado a presentar una idea teórica; hemos facilitado herramientas prácticas para que los técnicos y políticos locales comprendan la viabilidad jurídica y social de ceder uso de suelo para cooperativas.
Para lograrlo, hemos adaptado estas soluciones a dos realidades muy distintas que conviven en nuestro país:
• En entornos urbanos y tensionados, hemos promovido el modelo como una solución eficaz para garantizar vivienda asequible y frenar la especulación, mostrando cómo la administración puede recuperar suelo para el bien común.
• En zonas rurales y en riesgo de despoblación, hemos planteado el cooperativismo de vivienda como un motor de revitalización y repoblación, capaz de atraer a jóvenes y generar comunidad en áreas que necesitan fijar población.
Esta labor de pedagogía política culminó con acciones demostrativas de alto impacto, como la jornada técnica y la visita institucional organizada a Barcelona. Allí, acompañamos a representantes municipales, como el alcalde de Pedreguer, a conocer in situ el edificio La Balma (impulsado por Sostre Cívic). El objetivo era claro: demostrar con hechos que es posible construir vivienda pública-cooperativa que sea socialmente inclusiva y, al mismo tiempo, referente en sostenibilidad y eficiencia energética.
Para implantar este modelo con total garantía de éxito, en 9MIEESS tuvimos claro que no podíamos empezar la casa por el tejado. Por ello, estructuramos nuestra actuación en una secuencia lógica de aprendizaje profundo, difusión técnica y comprobación práctica:
1. Nos formamos a fondo con los referentes del sector Antes de proponer soluciones, necesitábamos dominar la materia. Por eso, miembros clave de nuestro equipo, como nuestra especialista en sostenibilidad Teresa García Muñoz, se sumergieron en un proceso de capacitación especializada de 11 sesiones,.
No fue una formación superficial; nos trasladamos a la fuente original. Asistimos presencialmente a Barcelona, realizando una serie de viajes para formarnos directamente con Sostre Cívic, la entidad de referencia en vivienda cooperativa en cesión de uso,. Durante los jueves comprendidos entre el 20 de marzo y el 5 de junio, profundizamos en aspectos críticos para la viabilidad de estos proyectos,:
Bases jurídicas y fiscales: Entendimos al detalle el marco legal del derecho de superficie y la cesión de uso,.
Gestión de la convivencia: Aprendimos herramientas para gestionar grupos humanos y la resolución de conflictos en comunidades autogestionadas.
Viabilidad económica: Estudiamos cómo hacer sostenibles estos proyectos a largo plazo.
2. Trasladamos el conocimiento a los Ayuntamientos (La teoría) Una vez asimilado este conocimiento, nuestro objetivo fue empoderar a la Administración Local, pieza clave para ceder el suelo necesario. Para ello, organizamos una sesión informativa online el 18 de septiembre de 2025,.
En esta jornada, que tuvo lugar de 9:30h a 12:30h, conectamos a técnicos y políticos municipales con expertos de primer nivel,. Contamos con voces autorizadas como Mª José Vanyó (IUDESCOOP) y Raimon Soler (Sostre Cívic) para explicar las formas jurídicas de cesión de suelo público y resolver las dudas técnicas que suelen frenar a los ayuntamientos,.
3. Llevamos la teoría a la práctica: Viaje a la realidad cooperativa Sabíamos que para convencer, hay que "ver para creer". Por eso, dimos un paso más allá de las pantallas y organizamos una visita institucional a Barcelona el 19 de septiembre de 2025,.
Acompañamos a representantes locales, destacando la participación activa del alcalde de Pedreguer, para que conocieran in situ cómo funciona un edificio cooperativo real,. Nuestra parada principal fue La Balma, en el barrio del Poblenou. Allí pudieron comprobar de primera mano que este modelo no es una utopía, sino una realidad tangible y eficiente:
Sostenibilidad real: Visitaron un edificio construido con estructura de madera y diseñado para tener una petjada de carbono negativa y alta eficiencia energética.
Convivencia comunitaria: Vieron cómo se gestionan los espacios comunes y cómo la arquitectura facilita una vida en comunidad más rica y solidaria,.
Esta experiencia inmersiva sirvió para que los responsables políticos visualizaran cómo podrían replicar estas soluciones de vivienda asequible y sostenible en sus propios municipios.
Hemos logrado transformar conceptos abstractos en una hoja de ruta tangible. Nuestro trabajo no se ha limitado a proponer ideas sobre papel; hemos llevado a las administraciones públicas al terreno para que toquen la realidad de la vivienda cooperativa. La visita a La Balma, en el barrio del Poblenou de Barcelona, fue el punto de inflexión donde demostramos que la sostenibilidad radical es posible y viable,.
1. La sostenibilidad no es una utopía: es madera y eficiencia Durante la visita del 19 de septiembre de 2025, pudimos mostrar a los representantes municipales, como al alcalde de Pedreguer, que construir de otra manera es una realidad,. En La Balma, evidenciamos las ventajas de utilizar la madera como elemento estructural principal, un material renovable que contrasta con los métodos tradicionales y reduce drásticamente el impacto ambiental de la edificación.
Les enseñamos cómo un diseño inteligente, basado en soluciones pasivas de ventilación y aislamiento térmico, minimiza el consumo energético. Fuimos capaces de probar que, integrando energías renovables y sistemas de bajo consumo, se puede alcanzar una huella de carbono negativa, convirtiendo estos edificios en referentes de arquitectura resiliente frente a la emergencia climática.
2. Impulso a la colaboración público-cooperativa Este resultado es fruto de una estrategia deliberada para vencer las reticencias administrativas. Al llevar a los responsables políticos a conocer la gestión comunitaria de la mano de Sostre Cívic, logramos validar el modelo de cesión de uso como una solución real a la crisis habitacional.
Hemos conseguido que las entidades locales vean en la cesión de suelo público no un riesgo, sino una oportunidad estratégica para desarrollar políticas de vivienda asequible sin endeudamiento municipal. Gracias a la combinación de la formación técnica previa y esta experiencia inmersiva, hemos impulsado la creación de infraestructuras que no solo ofrecen un techo, sino que construyen comunidades más cohesionadas, inclusivas y justas en nuestros territorios,.